El salón de la Unione Italiana, destruido por el viento |
Comenzaba el Siglo XX y la realidad socio económica del país
era muy diferente al actual. Más allá que hoy solemos escuchar que estuvimos
entre los primeros países del mundo, sólo puede tomarse esa mirada desde el
modelo agro exportador que reinaba en esos años donde unas pocas familias se
repartían la mayor parte de las riquezas por supuesto en una sociedad sin clase
media donde los hijos de los obreros o peones del campo apenas tenían la
posibilidad de aprender a leer y escribir sin llegar a terminar la etapa
primaria de su educación. De otra manera decimos que en esos tiempos «la
oligarquía estableció un sistema por el cual el manejo del poder político,
estaba en manos de un grupo perteneciente a la elite, mientras el grueso de la
población quedaba totalmente marginado de las decisiones ciudadanas. Para que
fuera posible mantener este sistema político se establecieron distintos mecanismos,
que básicamente giraban en torno del fraude electoral organizado, mediante la
distribución de cargos públicos y prebendas a sectores opositores, para
neutralizarlos. En razón de esto, la participación de la población en las elecciones era mínima.
Uno de los elementos esenciales del poder oligárquico, además del económico, ha
sido siempre la difusión, en el conjunto de la opinión pública, de sus
supuestos valores y de la “legitimidad” de su posición social y política. A
través de distintos medios han logrado que otros sectores sociales acepten como
naturales las ideas de la oligarquía.»[1]
El 1900
comienza con un hecho trágico que quedó marcado en la vida pueblerina como fue
el suicidio de Ramón Camont, el repartidor de la licorería de Costa y Falcone
durante la última noche de carnaval. Después de haber comprado la soga, y con
la misma en sus manos, fue a saludar a sus amigos y familiares anunciando su
final. Este buen hombre, era un bonachón que solía hacer bromas a sus amigos
por tal motivo nadie le creyó su programa. Inclusive fue a lo de un vecino a
cortar la soga para que fuera más cómodo el objetivo. El primer lugar que
eligió para su ahorcamiento fue una vieja planta de mora en la Estación , pero un
empleado de apellido Plé le dijo que de hacerlo ahí la policía molestaría los
empleados ferroviarios para citarlos como testigos, y fue así que Camont eligió
un robusto paraíso de la desaparecida Plaza Argentina, hoy Club América, y
logró su cometido. Durante mucho tiempo sus conocidos lamentaron esa decisión y
se sintieron doloridos de no haberle creído cuando Ramón Camont anunció su
muerte.
Nuevamente las epidemias amenazaban a la población, durante
el verano aparece en Rosario un brote de peste bubónica. El Lic. Arnoldo
Gualino en su blog expresa que
«En este momento la prensa difunde la existencia de un
complot para boicotear la economía portuaria rosarina, a través de la presencia
de una peste generadora de pánico. El gobierno local ordena incendiar en barrio
Refinería un millar de precarias
viviendas; donde se había detectado el foco de la enfermedad por la presencia
de ratas; pero para no alarmar y perjudicar el trabajo portuario las acciones
no fueron difundidas. El gobierno nacional
de Julio A. Roca envía una tropa militar para controlar el ingreso a la
ciudad. Llegan a la ciudad médicos sanitaristas a combatir la peste, 24 mil
personas, son desinfectadas en baños químicos. Se impuso un cordón sanitario;
produciendo aislamiento y efectos negativos a la economía local. Algunas tumbas
del Cementerio del Salvador de nuestra ciudad, está escrito Morto da Crudel Morbo.»[2]
Estas
noticias llegan a nuestra ciudad y la Comisión de Fomento comenzó con los trabajos
preventivos. Primero fue reclamarle a la provincia que le abone una deuda al
pueblo y de esa manera conseguir fondos suficientes ante una posible crisis
sanitaria, se enviaron cartas a las empresas fúnebres, por ejemplo a la de
Ernesto Villa, donde se le prohibía llevar cadáveres cuyas muertes hayan sido
por la peste bubónica sin antes desinfectarlo y obligó a las instituciones
educativas a que no abrieran sus puertas hasta tanto no cesara la epidemia en
la región. En abril del 900 otro problema quejaba al pueblo ya que su único
médico oficial, el Dr. Queirel, se encontraba muy mal de salud y no tenía
reemplazante. Eso hizo que Pagani le reclamara al gobernador la llegada de otro
profesional.
Entre
las correspondencias dirigidas hacia el gobierno provincial, más precisamente
al Ministro de Gobierno José Galiano, podemos ver la que se origina ante el
pedido de Cirilo Peralta de traer «restos humanos que según consta en documento
presentado en esta oficina haber fallecido en el año 1892, proveniente de Villa
Casilda»[3]. Desde el ministerio se aclaró que sin la debida autorización del
Registro Civil, con las actas correspondientes no podía realizarse ese pedido.
Durante mayo la Comisión
recibió unos dos mil pesos para la refacción de la escuela de varones, así dice
exactamente la carta, lo que nos hace suponer que así llamaban a la única
escuela pública de entonces que era la Escuela Superior Alterna, hoy
San Martín. El 12 de agosto de 1900 reasumen las autoridades al ser ratificadas
por el gobernador Iturraspe pero con la incorporación de Albino Suárez, quién
ocupó el cargo de vocal continuando Félix Pagani y Augusto Schnack como
presidente y tesorero respectivamente. Ese mismo día la Comisión decide cambiar
las denominaciones de dos arterias importantes del pueblo en homenaje a las
colectividades más numerosas de entonces, la calle Comercio pasó a llamarse
España y Pacífico fue Umberto Iº, en homenaje al rey italiano asesinado el 29
de julio del mismo año. Por tal motivo el 20 de septiembre festejando el día de
la unificación italiana se inauguró dicha arteria con la presencia de un buen
marco de vecinos, en el acto hablaron Saturnino Pérez, en representación de la Comisión de Fomento, Antenor
Beltrame, por el Comité XX de Setiembre y Ulises Infante en nombre del cónsul
italiano. En la foto que publicó Caras y Caretas nueve días después se
vislumbra al fondo las dos torres del antiguo Templo de la Parroquia San Pedro y la Sastrería La
Elegancia. El 24 de octubre la
Comisión de Fomento le inicia una demanda judicial al ex
presidente Mansueto Vitti por las deudas atraídas en su gestión.
Durante
el crudo invierno de ese año, nace un 17 de julio, el Ingeniero Víctor Nicoli,
quién fuera un incipiente colaborador de Agustín Zapata Gollán, el descubridor
de Santa Fe la Vieja y
que a su vez trabajara en diferentes dependencias del estado provincial, sobre
todo en el área de obras públicas y fue integrante del Directorio del Banco
Provincial de Santa Fe y del Colegio de Ingenieros.
El
8 de noviembre, también de 1900, nuestra ciudad se vio afectada por un gran
tornado y en él se destruyó el edificio de la Unione Colonia Italiana, un
desmembramiento de la Sociedad Italiana
cuando finalizaba el siglo XIX liderados por Elías Bertola, Bautista
Nicoli y José Cerini entre otros. Los escombros del salón estuvieron meses
obstaculizando la vía pública y la
Comisión de Fomento se vio obligada varias veces a intimar a
la agrupación para que limpiaran las ruinas. Al poco tiempo la Unione Italiana desapareció de
la faz de la tierra y sus socios volvieron a la Sociedad anterior.
Finalizando
el novecientos en esta parte de la historia, llega a la ciudad el médico
Rodríguez Marquina; el Farmacéutico Alejo Morch se hace cargo de la Farmacia del Pueblo
después que la misma bajo la denominación de Botica estuviera en manos de
Gabriel Pomeirel en 1880, de César Curti en 1884, de Juan Isnardi en 1888, de
Juan Stemberg en 1891, de Bernardo Depetris junto Mörch en 1893 y finalmente
este último hasta su muerte en 1915 cuando su esposa se hizo cargo de la misma.
El citado Depetris también es el fundador de la Farmacia Argentina
en 1886.
Alejandro Mörch y su esposa, propietarios de la Farmacia del Pueblo |
Y así
llegamos a 1901, donde Cañada de Gómez recibe la noticia que su líder Félix
Pagani debe tomarse unos meses de reposo por una enfermedad y hacerse un
tratamiento en zonas no tan húmedas como la nuestra. El cargo de presidente lo
ocupa interinamente Albino Suárez quién asume el 16 de febrero. Durante el mes
de abril, mientras se esperaba la llegada del presidente Pagani, el mismo a
través de un telegrama avisó a sus colegas de comisión que debería demorar su
arribo a Cañada de Gómez por tener una recaída en su salud mientras se
encontraba en la localidad cordobesa de Capilla del Monte. Suárez aprovechó la
ocasión para expresarle que «aquí sigue en la regularidad de siempre sin tener
que comunicarle ninguna cosa de importancia por lo cual no debe apresurarse su
regreso si le conviene seguir en aquel punto, que si algo ocurre de novedad que
hiciese hacer necesario su regreso se lo comunicaremos enseguida...»[4] El 1º de
mayo regresa finalmente Pagani y reasume su cargo.
El 1º de
agosto Juan Jaureguy y Eugenio Vázquez abren su negocio en la esquina de Bv.
Balcarce y Porvenir, hoy Schnack, dicho emprendimiento se convirtió en el
tiempo en la recordada Casa Vázquez. Juan Jaureguy era un vasco que llevaba
tiempo atendiendo su pequeño almacén en ese mismo lugar donde aún hoy puede
vislumbrarse la enormidad del edificio de nuestra estación ferroviaria. Por su
parte Vázquez era un joven andaluz de 28 años que recién llegaba al pueblo.
El 4 de
diciembre de 1901, el historiador y periodista Elías Bertola recibe una carta
del ex presidente Bartolomé Mitre. La misma fue transcripta en su libro Apuntes
y su original fue guardada en la
Comuna local pero nunca más se supo de ella. Ante el pedido
del cañadense de saber que había sucedido en la Matanza de Cañada de
Gómez, Mitre le responde que...
«En
contestación a la pregunta que en ella me hace debo decirle que el combate de la Cañada de Gómez, a que se
hace referencia, no puede ser el que tuvo lugar en ese sitio después de la
batalla de Pavón, el 22 de Noviembre de 1861, el cual fue mandado por parte de
las tropas de Buenos Aires por el General don Venancio Flores al frente de una
división desprendida desde el Rosario donde tenía mi cuartel General, al mismo
tiempo que se dirigía al interior de la República la expedición al mando del General don
Wenceslao Paumero, que tuvo por resultado la pacificación general, bajo cuyos
auspicios se inició la reorganización nacional, que fue la consecuencia de
aquella batalla. Los detalles de ese hecho de armas son conocidos y puede consultarse
al efecto las efemérides del Sr. Pedro Rivas en la pág. 364 edición de
Barcelona.»[5]
Como verán,
el anciano líder argentino no fue muy expresivo en responder sobre uno de los
hechos más crueles que él mismo ordenó realizar durante su gestión al frente
del país.
El 18 de febrero de 1902 Rodolfo Freyre y Miguel Grandoli
asumen como gobernador y vice de Santa Fe. Freyre provenía de una de las
familias más tradicionales y fue quizás uno de los estadistas más capaces que
gobernó a la invencible provincia.
Durante su mandato se colocó la piedra fundamental del actual Hospital José
María Cullen, inaugurado por su sucesor el Dr. Pedro Echagüe. Por iniciativa de
un grupo de personalidades entre las que se encontraba Freyre, se funda la Sociedad Rural de
Santa Fe en el primer año de su gobierno. «El 10 de octubre de 1904, se llevó a
cabo uno de los hechos más importantes de su gestión cuando se colocó de la
piedra fundamental del Puerto de Santa Fe –que hasta entonces utilizaba el
puerto de Colastiné-, contando en el acto con la presencia del Presidente Julio
Argentino Roca. Durante su gestión ocurrió la inundación de 1905 en la cual,
debido a una previsión inteligente no hubo que lamentar víctimas fatales. El
mismo Freyre se encargaba personalmente de visitar a los pobladores
perjudicados llevando ropa, víveres y dinero.»[6] También debió soportar otra
intentona revolucionaria del radicalismo en 1905 que avanzó sobre Rosario,
Puerto San Martín y San Lorenzo. Freyre falleció el 16 de enero de 1919 y seis
más tarde el Concejo Deliberante de la capital provincia designó con su nombre
a una de las avenidas más importantes de la misma.
[1]
De Yrigoyen a Pugliese. La sociedad , el hombre
común y el tango (1916-1943); Alejandro
Molinari, Roberto Martínez yNatalio Etchegaray
[2]
http://arnoldogualino.blogspot.com/2013/01/epidemias-historicas-en-rosario.html
[3] Copiador de Cartas, Comisión de Fomento, año 1900.
Archivo del Museo Histórico Municipal Elías Bertola
[4] Idem.
[5] Apuntes históricos de Cañada de Gómez, Elías Bertola.
Ed. 2003. Municipalidad de Cañada de Gómez.
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