80 años de servicios sanitarios en Cañada de Gómez

Un 18 de enero de 1931 bajo la intendencia de David Miles, cuando la primer dictadura del país hacía estragos, se inaugura en la ciudad los servicios saneamientos de Obras Sanitarias de la Nación. El acto se realizó en el viejo camino a Bustinza donde estaba la Usina Eléctrica (hoy propiedad de Aguas Santafesinas) y se sirvió según dice las crónicas un vermouth de honor. Donaron sus terrenos para poder realizar esta obra los señores Ramón del Sel, Luis Bianchi y Alfredo Albertengo; y las señoras Isabel Pierrot y Lucía de Carasso.
Era secretario del municipio el recordado Alfredo Saybene. En el Museo Histórico Municipal de la ciudad se puede ver el cuadro con el croquis dibujado de la obra.
Hoy cuando vaya al baño y al tirar la cadena dígale ¡Feliz cumpleaños! a las cloacas...

La Sociedad Rural reconoció que el lockout es “político” y pidió más medidas de fuerza

Biolcati admitió que “es una medida simbólica” que persigue un objetivo “político” en consonancia con las denuncias del diputado oficialista Agustín Rossi. La Mesa de Enlace ya reclama otro conflicto para intentar torcerle el brazo al gobierno.
  En medio de una batalla retórica con el oficialismo, las entidades agropecuarias que integran la Mesa de Enlace comenzaron ayer el publicitado lockout por el cual dejarán de comercializar cereales y oleaginosas hasta el domingo próximo, en reclamo de la eliminación de los cupos a las exportaciones de trigo.
La medida, fuertemente cuestionada desde el gobierno y desde un sector del empresariado rural, tiene un limitado impacto económico, pero un fuerte sentido político. “En términos prácticos, el paro agropecuario no es demasiado relevante, no sucede nada grave porque dejes de vender granos una semana, lo que se busca es impacto político”, explicó a Tiempo Argentino un estudioso de la cuestión agrícola.
Esa misma línea de interpretación es la que asumió el gobierno desde un primer momento. En este sentido, el titular de la cartera agrícola, Julián Domínguez, calificó como “absolutamente inocuo” y “carente de sentido” el paro de las patronales del campo. “Acá no se discute la rentabilidad del productor, porque tenemos precios internacionales y el productor tuvo rentabilidad, por lo cual no le encuentro sentido a la protesta, si la necesidad es vender”, afirmó el funcionario. Desde el ámbito legislativo, el diputado santafecino Agustín Rossi (FPV) dijo que el gobierno está haciendo las cosas que tiene que hacer, y aseguró que el cese de la comercialización iniciado ayer tiene “características más políticas” que de reclamo. En un acto de sinceridad poco habitual, el propio Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA) reconoció la naturaleza política del paro empresarial, y dijo que se trata de enviar al gobierno una señal de descontento por parte de los productores. “Es una medida simbólica de impacto político”, expresó el ruralista en declaraciones radiales. Asimismo, Biolcati advirtió que habría nuevas medidas de fuerza si el actual lockout no logra que el gobierno “tome conciencia y flexibilice la comercialización de trigo”. El conflicto tiene su origen en el precio que pagan las firmas que exportan cereal a los productores. Estos últimos no consiguen vender al llamado FAS teórico, que es el precio pleno fijado por el Ministerio de Agricultura y que actualmente es de $ 850 por tonelada. Los molinos y las exportadoras, en combinación, les ofrecen $ 650. Se trata de la novena medida de fuerza de las entidades contra la política de Cristina Fernández, y tiene lugar a pesar de la liberación de los cupos exportables para el trigo anunciada el miércoles por el gobierno.
Tiempo Argentino

Los dos campos

Las imágenes son elocuentes y dolorosas como si estuviéramos retrocediendo en el tiempo y regresáramos hacia aquellas épocas en las que el trabajo esclavo era el modo predominante de la acumulación del capital. Hombres de distintas edades, incluyendo niños y adolescentes, apilados en casuchas miserables e improvisadas en las que el baño es un objeto de lujo inconmensurable para quienes son tratados peor que animales. Mucho peor, porque en el “campo” a los animales se los cuida, se los atiende y se los alimenta. Siempre hay un veterinario a mano para garantizar su salud. Son un bien preciado y precioso que merece todas las atenciones del patrón. Y ni que hablar de los caballos, animal mítico del hombre de campo, su amigo a quien le dedica una porción no menor de sus afectos.

Los peones, así, con ese nombre de eternos subalternos, como piezas de un ajedrez en el que cuentan poco y son sacrificables, se apiñan en esos trailers herrumbrados o, peor todavía, improvisan con palos y plásticos carpas inverosímiles en donde esparcen sus colchones y sus pocas pertenencias. Vienen de las zonas más pobres y arruinadas del interior. La mayoría son santiagueños, hijos de una tierra yerma, sobreexplotada en otros tiempos por La Forestal que se llevó todo el quebracho hasta dejar, donde antes había bosques nativos y selvas impenetrables, un desierto, un mundo sin esperanzas y sin trabajo que ha convertido a sus habitantes en eternos migrantes. Hoy la ampliación de la frontera sojera los sigue expulsando quitándoles, incluso, esa tierra árida que, al menos, les pertenecía pero que ahora les ha sido rapiñada por la avidez de los poderosos.

Desamparados de dignidad y de oportunidades han tenido que salir de la miseria conocida y sin horizontes para entrar en otras zonas de oscura explotación. Sin derechos y sin siquiera saber a dónde los llevan ni por cuánto tiempo. Un viaje hacia un pasado que es presente, allí donde se reproducen las antiguas formas de la explotación y la esclavitud. Un viaje hacia la pampa próspera, hacia la soja exuberante, el oro verde de este tiempo argentino en el que, una vez más, el “campo” derrama sobre todos nosotros su riqueza y su generosidad. No hay, no puede haber lugar para otro relato que no sea el de la infinita prodigalidad de la tierra y de su gente. Claro que, a veces, el diablo mete la cola y las imágenes insospechadas, de esas que no podíamos imaginar, se colaron entre nosotros para ofrecernos el otro rostro, oculto, del “campo”.

En estos días veraniegos en los que millones de argentinos se desplazan por todo el país buscando su lugar de vacaciones, nos encontramos con otra radiografía que nos ofrece una imagen tremenda, impensada de acuerdo a lo que nos contaron, obsesiva y meticulosamente, los grandes medios de comunicación durante el 2008, del “campo argentino”, de ese mundo parecido a una gran familia Ingalls en la que ricos y pobres se unían para enfrentar la expoliación del gobierno nacional. Un mundo bucólico, de gente trabajadora, de gringos honestos con las manos duras y callosas. De patrones que hacen asados con sus peones, que apadrinan a los hijos e hijas y que se ocupan de garantizarles una vida digna, con cura y escuela, con festivales de doma y carreras de sortijas, con bailes y desfiles tradicionalistas. Porque, eso nos enseñaron desde nuestra más tierna infancia (quién no recuerda los libros de texto con sus cuadros de la riqueza que viene del campo, sus vaquitas y sus trigales), la verdadera patria queda en el interior, en la pampa húmeda, en esas tierras pródigas de las que vivimos, desde siempre, los argentinos.

El campo como reservorio moral frente a la ciudad siempre sospechosa de ser portadora de todos los vicios (el peor de todos es, claro, el de reclamarles a los “honestos dueños de la tierra” que paguen impuestos o que acepten entregar bajo la forma de retenciones una parte de su renta extraordinaria desarrollada sobre un bien de todos los argentinos; ¡ni que hablar de los derechos de los trabajadores rurales ni de la abrumadora cifra de peones en negro trabajando de sol a sol!). La honestidad se dibuja bajo los contornos de los habitantes de las estancias, allí surge la hermandad del patrón y de “sus” trabajadores (que más que anónimos trabajadores de ciudad fabril, son parte del inventario, rostros conocidos desde siempre, amigos, compañeros de juego en los días de la infancia o de mateadas en el final de las jornadas laboriosas). Ese fue el relato que la corporación mediática cinceló con prodigalidad y astucia, aprovechando lo que se guarda en la memoria colectiva pergeñada desde la escuela primaria. El “campo” como el paradigma de la virtud, como la tierra soñada en la que “los buenos viejos tiempos” se perpetúan mientras en las ciudades pulula el crimen, la deshonestidad, la pérdida de las tradiciones, etcétera, etcétera. Imágenes de la comunidad idílica contrapuestas a un gobierno “oscuro y saqueador del trabajo ajeno”, preocupado, fundamentalmente, de engrosar “la caja”. Virtud versus corrupción.

El escándalo de San Pedro y de Ramallo, las imágenes de los peones santiagueños hacinados en casuchas miserables, las fabulosas tasas de rentabilidad de Nidera y de otras empresas agrocerealeras, la impunidad con la que se mueven los dueños de las estancias y las mil formas de la degradación a las que someten a los trabajadores golondrina, la eternización del trabajo en negro, la falta absoluta de derechos, los viejos y terribles vales intercambiables por comida cobrada como si estuvieran en el más lujoso de los restaurantes parisinos, salarios recortados hasta la extenuación, multas por abandonar el lugar de explotación, jornadas interminables sin días de descanso, viajes a destinos inciertos... y la lista puede engrosarse sin dificultades en este relevamiento de la iniquidad y la injusticia que permanecen invisibles para el poder mediático.

Para muchos buenos ciudadanos, de esos que se desgarraban las vestiduras ante el “atropello gubernamental” contra “la gente del campo”, las escenas de la explotación y la humillación de cientos de peones no puede estar sucediendo en la pampa húmeda, en la famosa zona núcleo que guarda, eso siguen pensando, las riquezas del país. Hasta el benemérito edecán de la prensa gráfica, La Nación, salió con un editorial a cuestionar la visión “ideologizada” con la que se describía lo que estaba sucediendo en San Pedro (apenas un nombre multiplicado por cientos en todo el país). De nuevo la mentira perversa de los demagogos populistas que mientras “se roban la riqueza de los argentinos de bien” se dedican a esparcir las semillas de la cizaña en el bucólico campo de la patria. Mientras tanto, y una vez más, lo que vuelve a quedar en evidencia es lo que busca ocultar el relato de la corporación mediática, en este caso, la existencia de ese otro campo invisible y ausente, de esa otra realidad que nos muestra la continuidad salvaje de la explotación y de la delincuencia moral y material de los eternos reclamantes de mano dura, de seriedad jurídica y de transparencia institucional. Lo único que reservan para los trabajadores agrícolas es la primera de esas exigencias.

El “campo” tenía dentro su alter ego, esa parte de sí mismo prolijamente ocultada, esa zona de la vergüenza que, por un cierto azar, quedó al descubierto. Su otro rostro desde siempre velado por el relato dominante, ese mismo que se ocupó, con un enorme éxito, de convencer a millones de compatriotas, en especial aquellos que sólo ven el “campo” cuando salen a las rutas, que tranqueras adentro se guarda la ética del trabajo y los lenguajes de la solidaridad y la tradición. De la noche a la mañana, pero amparados en las profundas transformaciones cultural-simbólicas de los años ’90, los grandes medios de comunicación, aliados estratégicos de los dueños de la tierra, derramaron sobre una sociedad anestesiada y desmemoriada, la imagen de un “campo” atropellado y saqueado por el monstruo estatal. La disputa alrededor de la 125 permitió hacer invisible la historia de la miseria, la expoliación, el maltrato y la explotación transmutándola por esa fotografía de familias trabajadoras unidas en pos de la defensa de sus formas de vida y de sus infatigables esfuerzos amenazados por la siniestra “caja” de los Kirchner.

No hubo cámaras que pudieran penetrar en el interior de esas estancias arquetípicas y fecundadoras de la riqueza nacional; no hubo periodistas que preguntaran por el trabajo en negro o por la evasión impositiva o que simplemente indagaran por los ingresos reales de esos virtuosos “campesinos” (recuerdo, estimado lector, que el inefable Morales Solá llamó de esa manera a Biolcati, lechero dueño de miles de hectáreas y presidente de la Sociedad Rural). Claro que no todo el “campo” actúa como los gerenciadores de Nidera en San Pedro, los terratenientes de Santiago del Estero que les quitan sus tierras a las comunidades de pequeños productores para ampliar la frontera sojera o los dueños del establecimiento de Ramallo en el que también se reprodujeron las condiciones de esclavitud descubiertas en los campos de Nidera. El campo es diverso (lo contrario a lo que obsesivamente nos mostraron durante todo el 2008) y tiene en su interior los restos de una solidaridad siempre amenazada por aquellos que, desde el fondo de la historia, han fundado su enriquecimiento en las formas más viles de la explotación. Por eso nunca está de más recordar una enseñanza de la historia: ningún derecho ni ninguna conquista democrática fueron el resultado de un gesto dadivoso de los poderes económicos; mientras pudieron mantuvieron las formas más abyectas del sometimiento y la explotación. El camino hacia una sociedad con derechos sociales y políticos fue, desde tiempo inmemorial, el resultado de la lucha de los oprimidos, una conquista ganada con sudor, sacrificios e inmensos dolores. Cada vez que pueden, los dominadores de ayer y de hoy, los Nidera de todos los tiempos, buscan destruir lo duramente conseguido. Impedirlo y, a la vez, ampliar los derechos y volver más justa la sociedad, sigue siendo la gran tarea democrática de nuestros días, el norte de todo proyecto genuino de transformación.
Ricardo Forster
Revista Veintres

Chicas bien de casa mal (parte 2)

Cañada de Gómez a finales del 1800 y comienzos del 1900  era un pueblo pujante, con sus calles de tierras, con sus primeras empresas en marchas y también con muchas “Casas de tolerancias”, por ejemplo podemos citar a “Sullier” en Balcarce y Belgrano, “Recreo” en Centenario y Suipacha, “Café Inglés” en Ocampo y Alberdi donde posteriormente fue la sede social de Newell´s  por último el “Bajo” que se encontraba en Ovidio Lagos y Roldán.
¿Usted se imagina dando unas vueltitas por el pueblo y ver a estas lindas y eróticas niñas en la puerta de todos estos lugares? Seguramente sería un verdadero escándalo.
En 1899 el presidente comunal Félix Pagani remitió un comunicado el Jefe Político del Departamento Iriondo Rudecindo Freyre que dice lo siguiente:
“La Comisión de Fomento local pasa a notificar a V.S. que habiéndose recibido en ésta oficina una petición referente a una queja sobre una casa de tolerancia situada en el Bv. Balcarce esquina Callao (hoy Pellegrini) y que dicho se había situado frente de casa de familia siendo poco decoroso e inmoral según lo expuesto en la nota recibida que dice: que en toda hora del día y la noche se ven actos repugnantes cruzándose de un extremo al otro de la cuadra en completo estado de ebriedad las mujeres (…) Soy madre de familia y me veo obligada a mantener mis puertas cerradas para evitar que mis pequeños hijos sean testigos de tanta inmoralidad…”

Preocupación por las enfermedades
El 14 de setiembre de 1916 el entonces presidente de la Comuna, don Evaristo Giordano, le comunicó a la titular de una de las “Casas”, la Sra. Aida Bernal que a raíz de haber “constatado la existencia de enfermos atacados por enfermedad infectocontagiosa y siendo obligación de la misma (Comuna) procurar, por todos los medios posibles de evitar su propagación, ha resuelto ordenar la inspección de que estas se encuentran con el perfecto estado de aseo.”
A su vez la Comuna la intimó que en un plazo de 48hs. desinfecte adecuadamente el “boliche”.
También Giordano remitió una carta al Jefe Político don Julio Peña denunciando que en la “Casa de Tolerancia” de Rita Alonso trabajaban mujeres dadas de baja en otros prostíbulos por estar infectadas por enfermedad contagiosas e invitándolo a que investigue hasta las últimas consecuencias estas denuncias.
Seguramente muchos señores de la alta clase cañadense que eran habitúes de esos lugares deben haber recudido al famoso y querido Espadol o lo algo similar.

La disputa política
Cómo bien dijimos en la primera nota de “Chicas mal de casa bien” en 1932 el presidente Agutín P. Justo cerró todos los prostíbulos del país dejando en la clandestinidad al trabajo más antiguo del mundo pero entre 1954 y 1955 Perón sanciona una Ley de Divorcio, legalizó los prostíbulos y suprimió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas.
El radicalismo sacó un panfleto por aquel entonces repudiando la legalización de las llamadas “Casas de tolerancia”, en el mismo manifestaban que “una vez más el peronismo descubre su entraña reaccionaria y revela su desprecio por la dignidad humana, que para el Radicalismo no tiene limitaciones de sexo ni condición. Las Leyes de la República se han humillado a declarar que un ser humano puede ser también una mercancía y ese triste honor le ha cabido al Regimén que se precia de haber incorporado a la mujer a la vida política y ha construido por primera vez un partido exclusivamente femenino, que ha consentido en silencio esta degradación de la mujer…”
Paradoja de la historia estas leyes fueron retiradas en la dictadura de Aramburu y algunas de ellas, como por ejemplo la Ley de Divorcio, fue votada en el Congreso y presentada en el gobierno radical de Raúl Alfonsín.

La historia continúa
Hoy a más de 100 años de muchas de estas historias siguen estando en los periódicos de este país, agravado por el secuestro de muchas jóvenes argentinas que son obligadas a trabajar sexualmente y torturadas por una mafia cómplice con muchos gobiernos provinciales.
Lamentablemente tenemos trata de mujeres porque existen los clientes, hoy se necesitan mejores leyes que combatan este flagelo y le den una marco legal para que no existan más muertes de muchas chicas inocentes.
Para cerrar un toque de humor: ¿Qué hubiesen dichos los cañadenses de entonces si vivieran hoy junto a los “traviesos” de las “vías”?

Pablo Di Tomaso

Documentos sacados del Archivo del Museo Histórico Municipal de Cañada de Gómez

Estar en el ajo

El ministerio de Trabajo de Mendoza detectó campamentos donde se explota el ilegal trabajo infantil para la cosecha de ajo y zanahoria, en terrenos arrendados mediante una licitación al Ejército en la guarnición Campo de los Andes, a cien kilómetros de la capital provincial. El último procedimiento se realizó la semana pasada. El gobierno provincial dijo que no había puesto lo sucedido en conocimiento del Ministerio de Defensa. La superficie cultivada de ajo en Mendoza asciende a 12.127 hectáreas. En 2009 las exportaciones de ajo a Brasil, Europa, Estados Unidos y México llegaron a 79 millones de dólares, que este año podrían hasta duplicarse. Los principales contratistas del Comando de Remonta del Ejército son miembros de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos y Cebollas de Mendoza (Asocam), que concentra el 80 por ciento de la producción de ajo del país, de la cual menos del 20 por ciento va al mercado interno. El presidente de Asocam, José Spitalieri, es el propietario de Gispe S.A., una de las empresas en las que se documentó la infracción. El acta de infracción menciona “distintas circunstancias que ponían en riesgo inminente la salud y la vida de los ocupantes de las carpas”. El riesgo no es una hipérbole. Por lo menos dos niños murieron por esas condiciones indignas de explotación en el predio militar: Roberto Carlos Aparicio se ahogó en un canal de agua y Blanca Coredo Uscucil fue aplastada por un árbol que cayó sobre la carpa que habitaba con otros trabajadores.

También otras de las empresas detectadas explotando el trabajo infantil, Bachiocchi Hermanos y Consorcio Santa Clara, están entre las cinco más grandes. En el terreno del Ejército arrendado por Bachiocchi Hermanos se cosechaban zanahorias. Nueve trabajadores llegados desde Santiago del Estero vivían junto a seis hijos menores en carpas próximas a un chiquero de cerdos, con los que jugaban. Carecían de las más elementales instalaciones sanitarias y de protección, con una precaria y peligrosa conexión eléctrica y pésimas condiciones de higiene. Cocinaban con garrafas y anafes dentro de las carpas de lona y carecían de heladera para preservar sus alimentos cubiertos de moscas. La inadecuada eliminación de excretas y residuos, se hacía en un pozo descubierto, de escasa profundidad, cercano a las carpas. En uno de los operativos, el jefe de Campo Los Andes, teniente coronel Miguel Angel Colque, firmó el acta en representación de la empresa, ya que el contratista Antonio Pelegrina Manzano se negó. En dos carpas grandes y una pequeña habitaban los obreros adultos y un nene de tres o cuatro años de edad. En vez de letrinas, disponían de un pequeño habitáculo de plástico sin techo destinado sólo a la higiene corporal. El agua provenía de una manguera derivada desde la casa del encargado de la chacra, distante 25 metros de las carpas, desde donde también se extendía un cable eléctrico. En su descargo posterior Pelegrina Manzano no aportó la documentación laboral pero dijo que la mano de obra le había sido provista por la Cooperativa de Trabajo Gualtallary, forma de contratación prohibida por la ley. Los inspectores encontraron además a un niño de 13 años trabajando en el lugar, donde dormía en una carpa junto con dos primos (una mujer de 18 años y un varón de 23) y un hombre a quien no conocían. El profesor de historia Ricardo Nasif, Jefe de la Delegación Tunuyán de la Subsecretaría de Trabajo y Seguridad Social de Mendoza, dijo que la ley provincial 4874 permite la constatación de las infracciones a la legislación vigente en materia laboral, de higiene y seguridad y de protección de los derechos del niño, pero no el rescate de las personas explotadas. Tampoco encontró fiscales dispuestos a investigar y sancionar esa conducta delictiva. Las inspecciones dan lugar a multas, que algunas empresas pagan sin discutir y otras llevan a un litigio judicial, y a intimaciones para que los empresarios “realicen todas las acciones conducentes a la restitución de los derechos afectados”. Ninguno de estos procedimientos se debió a la denuncia de la filial mendocina del sindicato de trabajadores rurales (UATRE), intervenido por la unión nacional de Gerónimo Venegas. Nasif le entregó un informe con la documentación y fotos de los operativos en el Campo de los Andes. El interventor se la remitió a Venegas, y nunca más se supo. La única intervención de la UATRE en Campo Los Andes fue para intentar que las víctimas siguieran trabajando en la misma situación, con el pretexto de que no perdieran la fuente laboral. UATRE responde al vicegobernador Cristian Racconto, quien en 2010 emigró del kirchnerismo al peornismo opositor. Al inaugurar su Movimiento Federal en el Círculo de Suboficiales de la Fuerza Aérea reclamó “la reconciliación con las Fuerzas Armadas”. Racconto recibió la visita del ex senador Eduardo Duhalde y de Venegas. Esta semana, Nasif se pondrá en contacto con dos dependencias federales: el Programa de Asistencia y Rescate de las Víctimas de Trata del ministerio de Justicia y Derechos Humanos y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del ministerio de Desarrollo Social. Tal vez allí encuentre la sensibilidad y el apoyo que Mendoza no prodiga.
Horacio Verbitsky
Pagina 12

La Mesa de Enlace, sin compromiso para erradicar el trabajo esclavo

En el comunicado, los patrones del campo reclamaron la apertura total de las exportaciones de trigo y maíz pero no hicieron ninguna mención a las condiciones de trabajo. Respondieron el llamado oficial al diálogo con un lockout.



El gobierno nacional, representado por el titular del Ministerio de Agricultura, Julián Domínguez, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se reunió con las principales entidades agropecuarias que integran la Mesa de Enlace para tratar una serie de reclamos referidos a la comercialización del trigo y para analizar la problemática de las condiciones laborales en la actividad rural. En lo que respecta al principal reclamo llevado por los empresarios, el gobierno anunció ayer por la mañana la liberación de la totalidad del saldo exportable de trigo y acuerdos con los ministros de Agricultura y Producción de las principales provincias productoras de ese grano. A pesar de ello, la Mesa de Enlace anunció el cese de comercialización de cereales y oleaginosas, por considerar “insuficiente” la disposición de liberar la totalidad del saldo exportable de trigo (ver recuadro).
En lo que respecta al plano laboral, la inclusión de Tomada en la reunión no cayó bien entre los empresarios del campo, cuyo único interés residía ayer en tratar de presionar a Domínguez para obtener beneficios sectoriales. El propio titular de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, consideró que con esta medida el gobierno pretendía “embarrar la cancha”, al proponer discutir las exportaciones de granos junto a las condiciones laborales en el campo. “Es un tema sumamente respetable. Lo que no se entiende muy bien es que se tenga que tratar esta mañana en la misma reunión en que hablamos de trigo”, declaró antes de entrar a la reunión.
A pesar de la relevancia que cobró en las últimas semanas la precariedad laboral presente en vastos sectores de la actividad rural, la Mesa de Enlace evitó referirse a la cuestión e hizo silencio antes y después del encuentro. Ni siquiera en el extenso comunicado de prensa que emitieron en forma conjunta las cuatro patronales (Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales, Coninagro y Federación Agraria) se hizo mención a un posible compromiso para mejorar las condiciones de trabajo en las explotaciones agrícolas. El texto de los ruralistas, titulado “Exportación de trigo: los productores queremos cambios de política y no gatopardismo”, fue dado a conocer pocas horas después de terminada la reunión con los funcionarios, y es una sumatoria de los reclamos más duros del sector, en especial la apertura total de las exportaciones de trigo y maíz, y la eliminación de los cupos y restricciones a la exportación. Es decir, lejos de una verdadera vocación de diálogo, los empresarios se mostraron más proclives a las quejas y la presión.
La única referencia al empleo rural en el campo provino del titular de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien durante la conferencia de prensa responsabilizó al Ejecutivo por esta situación. Dijo que el gobierno está en deuda respecto de la resolución del trabajo en negro, y que los empresarios “repudiamos el trabajo esclavo, que lo investiguen y los metan en cana”.
Ante este silencio, Tomada exhortó a los empresarios agropecuarios a que se “pronuncien” contra el trabajo esclavo en el campo y que se constituya una mesa de diálogo “para revertir esta situación y avanzar en la registración del trabajo rural”. El funcionario aseguró que próximamente convocará a las cámaras del sector para analizar el tema, pero advirtió que “si lo que me van a pedir es una rebaja de los aportes patronales, más vale que no perdamos el tiempo”. Tomada denunció que sobre aproximadamente 1 millón de trabajadores rurales, existen unos 600 mil no registrados. Además, tampoco se olvidó de la responsabilidad que le cabe al sindicato. Opinó que sería importante que el secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), Gerónimo Venegas, se “exprese sobre este tema, en defensa de los trabajadores del sector”. Sin embargo, Tomada responsabilizó en primer lugar a los empresarios por la situación de los peones rurales. “El primer responsable de esta situación es el empresario, luego las organizaciones sindicales del rubro, y a esto se le suma luego el Estado en su tarea de inspeccionar la situación en la que se desempeñan los trabajadores del campo”, reconoció.
La presencia de Tomada en la reunión sumó un nuevo ingrediente a las discusiones con los hombres de campo, en un principio solamente referidas a temas de rentabilidad agropecuaria. Sin embargo, a partir de la aparición de focos de trabajo bajo condiciones paupérrimas de higiene y salubridad, la propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández, decidió incluir a la cartera laboral en la mesa de discusión. “He pedido la presencia del señor ministro de Trabajo porque me gustaría que en la reunión con las cámaras rurales patronales, además de hablar de rentabilidad y de los problemas que puede tener el sector, también hablemos de la cuestiones de trabajo”, había adelantado el lunes la mandataria, en ocasión de un acto en el Banco Nación donde anunció créditos para los productores rurales. En las últimas semanas, investigaciones periodísticas y fiscalizaciones de la cartera laboral corroboraron la presencia de trabajadores en condiciones de “semiesclavitud” en explotaciones agrícolas de la provincia de Buenos Aires, situación de la que actualmente se ocupa la justicia. Una de las investigaciones alcanza a la empresa transnacional Nidera, por la explotación de 130 trabajadores en la localidad de San Pedro. Durante el encuentro de ayer, Tomada reclamó a la Mesa de Enlace una mayor predisposición y colaboración de los empresarios para combatir la precariedad que afecta a los trabajadores del sector, particularmente en lo que respecta a las fiscalizaciones que lleva a cabo la cartera laboral y que en muchos casos se ven obstaculizadas.
“Queremos un diálogo permanente con un fin concreto, que es erradicar el trabajo en negro y, por supuesto, las condiciones de servidumbre que la justicia está investigando”, declaró Tomada ayer tras el encuentro. Y agregó que en este marco solicitaba “no sólo la predisposición, sino la colaboración de los empresarios del sector en la tarea inspectiva que muchas veces resultó hostil”.
Tiempo Argentino

La Cañada revoltosa de fin del s.XIX

Los cañadenses piden la cabeza del Jefe Político
Cuando finalizaba el s. XIX el pequeño pueblo que era por entonces Cañada de Gómez vivió una serie de protestas y revoluciones. En 1892 un grupo de 800 cañadenses exigían a la provincia la separación del Jefe Político del Departamento Iriondo don Mariano Acosta, cargo más importante que el de presidente comunal según la constitución provincial de entonces. Se quejaban de la falta de cintura política del Jefe y por las persecuciones que el mismo realizaba a los ciudadanos.

La Revolución radical de 1893 en Cañada de Gómez
Las Revoluciónes de 1893 en Argentina fueron en realidad dos insurrecciones cívico-militares dirigida por la Unión Cívica Radical. La primera dirigida por Hipólito Yrigoyen y Aristóbulo del Valle, que comenzó el 28 de julio y fue derrotada el 25 de agosto. La segunda, dirigida por Leandro Alem, quien llegó a ser proclamado presidente de la Nación, comenzó el 7 de septiembre y fue derrotada el 1 de octubre. Estas frustradas revoluciones trajeron innumerables problemas en el seno del radicalismo. Ya que salieron a la luz pública las importantes discrepancias entre el fundador y conductor indiscutido, Leandro Alem y su sobrino, Hipólito Yrigoyen.
Alem veía en su sobrino a un hombre propenso pactar con quién sea para lograr sus objetivos. En cambio Yrigoyen decía que su tío ejercía “una conducción demasiado principista, intransigente y personalista que no dejaba lugar a ningún tipo de negociación, ni siquiera con las figuras más "progresistas" del régimen conservador, como Roque Sáenz Peña o José Figueroa Alcorta” .
Decía Alem en una carta a un amigo en 1895:
"Los radicales conservadores se irán con Don Bernardo de Irigoyen; otros radicales se harán socialistas o anarquistas; la canalla de Buenos Aires, dirigida por el pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen, se irá con Roque Sáenz Peña y los radicales intransigentes nos iremos a la mismísima mierda."(Felipe Pigna, “Las revoluciones radicales”, El Historiador)
En 1893 gobernaba la provincia Juan Manuel Cafferata quién había asumido el 7 de abril de 1890 y durante su administración se fundaron 17 colonias y se inauguraron muchas escuelas primarias, se creó el Colegio de Artes y Oficios (1890) en Rosario, hoy Colegio San José, a cargo de la orden salesiana. Además fue quien inauguró oficialmente la Universidad Provincial de Santa Fe, hoy Universidad Nacional del Litoral, proyectada durante el gobierno de Gálvez. (Felipe Pigna, “Las revoluciones radicales”, El Historiador)

¿Pero que pasó en nuestra ciudad?
Nuestro presidente comunal era Melitón Gómez, hombre pachorriento y de noble sonrisa. Su gestión estuvo orientada en la higiene del pueblo, mejoramientos de los caminos, arreglos de los puentes del Arroyo y un fuerte combate a las “Casas de tolerancia”. En la madrugada del 29 de julio estalló la revolución con éxito y poca originalidad. Bertóla en sus Apuntes dice lo siguiente de lo ocurrido ese día: “…una fuerza radical encabezada por Don Rudesindo E. Freyre y los Sres. Correa se presentaron en Cañada de Gómez y tomaron la Jefatura Política que quedó abandonada desde don Alfredo Acosta (hermano del Jefe) intentó hacer frente desde la azotea de la casa, armado de una escopeta con algunos cartuchos para perdices…” El presidente comunal Gómez mantuvo una reunión con Freyre con el fin de evitar que se derrame sangre en el pueblo, esto fue denunciado por el Jefe Político Acosta como conspirador al Gobierno siendo destituido y reemplazado por Mariano Rodríguez.
Ese mismo año ocurrió la segunda intentona revolucionaria del radicalismo en la zona muchos cañadenses se atrincheraron y otros viajaron a Rosario a dar lucha pero este movimiento fue frenado por el General Levalle quién dejó como Jefe Político al Sr. Rómulo Acuña. Este dejo dejó una víctima fatal a la ciudad y fue el joven Eugenio Bianchi que fue asesinado con un disparo en su espalda, en el cementerio local podemos vislumbrar sobre su tumba una columna trunca con el siguiente epitafio: “Eugenio Bianchi, fallecido el 15 de octubre de 1893 y nació el 4 de agosto de 1874. El brazo de la tiranía tronchó su existencia, sus amigos y correligionarios le dedican esa lápida a su memoria que clama justicia.”

Pablo Di Tomaso 

El poema que María Elena le dedicó a Eva Perón

A continuación se transcribe el poema "Eva", que María Elena Walsh dedicó a Eva Perón y que aparece en el volumen "Canciones contra el mal de ojo" (1976).
Calle Florida, túnel de flores podridas.

Y el pobrerío se quedó sin madre llorando entre faroles sin crespones.

Llorando en cueros, para siempre, solos.

Sombríos machos de corbata negra sufrían rencorosos por decreto y el órgano por Radio del Estado hizo durar a Dios un mes o dos.

Buenos Aires de niebla y de silencio.

El Barrio Norte tras las celosías encargaba a París rayos de sol.

La cola interminable para verla y los que maldecían por si acaso no vayan esos cabecitas negras a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.

Y los grasitas con el corazón rajado, rajado en serio. Huérfanos. Silencio.

Calles de invierno donde nadie pregona El Líder, Democracia, La Razón.

Y Antonio Tormo calla "amémonos".

Un vendaval de luto obligatorio.

Escarapelas con coágulos negros.

El siglo nunca vio muerte más muerte.

Pobrecitos rubíes, esmeraldas, visones ofrendados por el pueblo, sandalias de oro, sedas virreinales, vacías, arrumbadas en la noche.

Y el odio entre paréntesis, rumiando venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras gimiendo en el cordón de la vereda.

Lágrimas enjuagadas con harapos, Madrecita de los Desamparados.

Silencio, que hasta el tango se murió.

Orden de arriba y lágrimas de abajo.

En plena juventud. No somos nada.

No somos nada más que un gran castigo.

Se pintó la República de negro mientras te maquillaban y enlodaban.

En los altares populares, santa.

Hiena de hielo para los gorilas pero eso sí, solísima en la muerte.

Y el pueblo que lloraba para siempre sin prever tu atroz peregrinaje.

Con mis ojos la vi, no me vendieron esta leyenda, ni me la robaron.

Días de julio del 52 ¿Qué importa donde estaba yo? II No descanses en paz, alza los brazos no para el día del renunciamiento sino para juntarte a las mujeres con tu bandera redentora lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.

Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo, metiste a las mujeres en la historia de prepo, arrebatando los micrófonos, repartiendo venganzas y limosnas.

Bruta como un diamante en un chiquero ¿Quién va a tirarte la última piedra? Quizás un día nos juntemos para invocar tu insólito coraje.

Todas, las contreras, las idólatras, las madres incesantes, las rameras, las que te amaron, las que te maldijeron, las que obedientes tiran hijos a la basura de la guerra, todas las que ahora en el mundo fraternizan sublevándose contra la aniquilación.

Cuando los buitres te dejen tranquila y huyas de las estampas y el ultraje empezaremos a saber quién fuiste.

Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva, única reina que tuvimos, loca que arrebató el poder a los soldados.

Cuando juntas las reas y las monjas y las violadas en los teleteatros y las que callan pero no consienten arrebatemos la liberación para no naufragar en espejitos ni bañarnos para los ejecutivos.

Cuando hagamos escándalo y justicia el tiempo habrá pasado en limpio tu prepotencia y tu martirio, hermana.

Tener agallas, como vos tuviste, fanática, leal, desenfrenada en el candor de la beneficencia pero la única que se dio el lujo de coronarse por los sumergidos.

Agallas para hacer de nuevo el mundo.

Tener agallas para gritar basta aunque nos amordacen con cañones.

Adiós, María Elena

Supo, como nadie antes, desacartonar la literatura y la canción infantil con grandes dosis de humor y fantasía. Autora, intérprete, compositora y guionista, sus creaciones fueron versionadas por los más diversos artistas, y generaciones de argentinos las convirtieron en clásicos.
  Sus canciones marcaron la infancia de millones de argentinos. Personajes como la Reina Batata, la tortuga Manuelita o la mona Jacinta despertaron la fantasía de varias generaciones que encontraron en ese absurdo feliz que planteaban sus letras la posibilidad de seguir jugando, pero con elementos de la realidad. María Elena Walsh murió ayer a los 80 años de edad. Y su ausencia se sentirá hondo en todos aquellos hogares que siguen utilizando sus temas para musicalizar las mañanas y alegrar las tardes. “Nunca pensé que hiciera falta agregar moralejas al final de una canción ni decirles a los nenes que se porten bien”, solía decir María Elena Walsh a la hora de explicar su vigencia: “Nunca me interesó ponerme en el papel de madre.” La vida de María Elena Walsh estuvo signada desde el principio por los viajes iniciáticos y el encuentro con almas gemelas (como Leda Valladares al principio, o la fotógrafa Sara Facio, después) que supieron estimularla como artista y alimentar las aristas más lúdicas y alegres de su personalidad. “En mis más secretas fantasías de chica me veía cantando y bailando como en aquellas maravillosas comedias musicales de Ginger Rogers y Fred Astaire que admiraba en el cine”, contó en los años ’60 cuando su espectáculo Juguemos en el mundo, basado en su primera colección de canciones infantiles, se convirtió en un éxito inesperado y su nombre dejó de ser un secreto para pocos para convertirse en una celebridad. “Estoy contenta, pero desconcertada”, decía, todavía sin creerlo, aunque seguramente satisfecha por haber logrado hacerse camino en un mundo artístico poco amigo de las autoras de carácter fuerte y convicciones firmes.
De crianza feliz en un caserón con huerta en Ramos Mejía, María Elena era hija de un ferroviario irlandés y una descendiente de andaluces. Según cuenta en Novios de antaño, su novela de raíz autobiográfica, su padre le inculcó de chica el cancionero popular británico, de donde extrajo el uso del absurdo como recurso para el humor que luego plasmó en su obra. Sin embargo, su adolescencia y primera juventud fueron difíciles: “Era tímida y arisca, una osa encerrada en mí misma”, contó. Y pese a que su primer libro de poemas (Otoño imperdonable) había llamado la atención de Neruda y Juan Ramón Jiménez, un breve viaje por los Estados Unidos la decidió: su destino estaba fuera de la Argentina, más precisamente en Francia: “París era no sólo la universidad de los jóvenes, sino también la ruta de la libertad individual”, escribió en Fantasmas en el parque, su último libro.
Muchas cosas la empujaron a ese viaje: la necesidad de salir de su encierro personal, pero también la asfixia que le provocaba a finales de la década de 1940 el gobierno de Perón, cuyas reivindicaciones sociales consideraba “demagogas”. “Estábamos en una dictadura donde la iglesia tenía como siempre una pata metida (...) En París, en cambio, una podía hacer eclosión en lo artístico y personal porque la mentalidad era otra”, explicó hace poco, sin suavizar ni un poco su mirada condenadora de aquel primer peronismo, pero rescatando –en parte– la figura de Evita en el poema “Eva”, incluido en su Cancionero contra el mal de ojo, de 1976 (ver aparte).
Su estadía en París le significó, sin embargo, la adquisición de un logro mucho más importante para su vida: la maduración como artista. Allí conoció y se vinculó con la luego célebre musicóloga Leda Valladares. Con ella formó un dúo y rescató una serie de bagualas, vidalas y carnavalitos olvidados del folklore argentino, dotándolos –en su última etapa– de una pretensión modernizadora que luego caracterizaría a su obra. “Éramos conocidas y queridas. Yo iba a hacer compras al mercado y me trataban como una reina”, recordó después. De regreso en Buenos Aires, y ya concluida la alianza artística con Leda, los éxitos se sucedieron. Y además de presentar distintos espectáculos que la tuvieron al frente de la taquilla, publicó una serie de discos infantiles que terminaron de consagrarla como artista popular: El país de nomeacuerdo, Juguemos en el mundo y Cuentopos para el recreo, entre otros.
Al mismo tiempo, incursionó en la cancionística para adultos con temas emblemáticos como “Serenata para la tierra de uno”, “El 45” y “Como la cigarra”, que luego versionaron Mercedes Sosa, León Gieco y Víctor Heredia. “Nunca estudié ni música ni canto. Para componer no tengo un método definido”, explicaba cuando se le preguntaba por ese indudable don para crear fábulas musicalizadas que luego cantaban miles.
Los años '70, en cambio, fueron menos felices. Durante la última dictadura militar publicó Desventuras en el País Jardín-de-Infantes, un ensayo breve en el que se quejaba de la censura imperante, pero justificaba “la dura guerra contra la subversión”. Y si bien Alfonsín la integró después en el Consejo para la Consolidación de la Democracia –que fortaleció su perfil pro Derechos Humanos– nunca se desdijo de aquellos dichos. Un cáncer óseo contra el cual batalló en los años '80, y el retiro de su carrera como compositora y cantante marcaron sus últimos años. Sus canciones, sin embargo, no dejaron de sonar. Y, desde ayer,seguramente, lo harán mucho más.


La trama política que llevó a Duhalde a la intendencia de Lomas en 1974

La destitución del intendente Pedro Turner, un joven militante peronista, que luego fue perseguido y asesinado por la Triple A, le permitió acceder al ex cacique bonaerense al poder. De la masacre de Pasco al indulto de los sicarios.
  Uno era delegado gremial de base, obrero gráfico y andaba por los barrios difundiendo el mensaje del líder exiliado, por las calles de su Ingeniero Budge, con un viejo grabador Geloso. Militante peronista, tiempo completo. El otro fue director de Asuntos Legales de la Municipalidad de Lomas de Zamora durante la presidencia de Lanusse, oportunidad que no desaprovechó para armar una estructura política que le permitió acceder a un cargo legislativo, a la par de hacerse de una red de contactos políticos, cívico militares. 
Uno nació en Chaco, en el invierno de 1940 y lo mató el terrorismo de Estado. De lo que fue su historia quedó un certificado de defunción en manos de sus hijos y un cuerpo incierto, cubierto de cal, casi irreconocible en un zanjón de Avellaneda. Al otro lo parieron en la primavera del ’41,  fue tres veces intendente de Lomas de Zamora, dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires, vicepresidente por acción y presidente por omisión, coronando una zaga de veinte años en el ejercicio pleno del poder.
Uno y el otro compartieron lista de concejales en Lomas de Zamora, cuando en 1973 la fórmula encabezada por Héctor Cámpora resumía 17 años de rabia  y esperanza, de resistencia. Uno, Pedro Pablo Turner, encabezó esa lista en nombre de la mayoritaria JP lomense; el otro, Eduardo Alberto Duhalde, logró acceder al segundo lugar en virtud de una afiliación tardía –había pasado por la Democracia Cristiana– y sus servicios como abogado a algunos gremios de las 62 Organizaciones.
Las casualidades bien direccionadas han sido generosas con Duhalde. Así, la renuncia forzada de Turner al cargo de intendente y las gestiones desde la provincia del inefable Victorio Calabró,  lo depositaron en la intendencia de su municipio en agosto de 1974. Durante su período sucedió el más emblemático de los actos de la Triple A en el sur del Conurbano, “La masacre de Pasco” en la que asesinaron a nueve militantes peronistas que desarrollaban su trabajo en la zona en oposición a Duhalde, el intendente no electo.  Más de 25 años después, en 2002, tras la caída de Fernando de la Rúa, repetiría la misma fórmula: detentar un cargo ejecutivo sin ganar la elección. No se puede negar la coherencia en la acción política de Duhalde a lo largo de su historia. Tampoco, el trazo grueso de su ideología. A saber: en 1974, en vísperas de su asunción, aseguraba a la revista El Caudillo –cloaca de difusión inorgánica de las Tres A– que “existe una masa minoritaria contagiada del infantilismo revolucionario, bien a las claras el General Perón ha puesto fuera del Movimiento a quienes se automarginaron del proceso”.  Muchos de aquellos “automarginados”, a decir de Duhalde, engrosan las listas de los 30 mil detenidos desaparecidos, víctimas del terror militar.
La destitución de Turner puede encontrar su matriz ideológica en la misma edición de El Caudillo (número 29, del 31 de mayo de 1974), donde se lo menciona como “perfecto burócrata marxista”, y se lo acusa de haber convertido a Lomas de Zamora en “un aguantadero de cuanto guerrillero y delincuente se hallase prófugo”. En lo formal, su remoción del cargo se produjo por una acusación de haber donado 5000 ladrillos a una sociedad de fomento sin autorización del Concejo Deliberante.
Turner había sido electo primer concejal, por lo que accedió a la conducción del municipio cuando Ricardo Ortiz, el intendente electo, fue separado de su cargo por acusaciones de corrupción. La breve gestión de Turner es recordada por la mejora de la infraestructura urbana para los sectores más humildes, el tendido de redes de agua potable, la participación militante de la Juventud Peronista en tareas junto con los vecinos y la mejora del viejo Camino Negro, en el Operativo Camino Blanco, que incluyó el tendido de luminarias en toda la traza, coronado con un acto que contó con los discursos del propio Turner y el emblemático Oscar Smith, dirigente de Luz y Fuerza también desaparecido. En lo administrativo, además, las cuentas del municipio tuvieron un superávit que rondó 500 millones de pesos. Pero el golpe palaciego, que contó con el respaldo de la mayoría de los concejales de entonces –algunos de ellos se arrepentirían años más tarde–, lo alejaron del poder a mediados de 1974.
Entonces, Turner partió de Buenos Aires cuando se produjo el golpe del ’76. Cinco días más tarde fue detenido en un operativo por un grupo de la Policía Bonaerense, junto con miembros de la Triple A, en la localidad de Campo Bermejo, en el Chaco. Dos meses después, su familia recibió la noticia de su muerte. Su hijo Oscar recuerda: “Sólo recibimos el certificado de defunción por paro cardiorrespiratorio y nunca tuvimos acceso al cadáver.” Oscar es uno de los cuatro hijos de Turner que aún vive en el exilio. En las fotos se lo ve junto a su padre intendente. “Lo que nosotros queremos saber es qué pasó con el cuerpo y cómo aparece muerto si fue detenido legalmente y puesto a disposición del PEN”, denuncia Oscar, que cuando tenía tan sólo 12 años, se vio obligado a cuidar de su hermano menor y a abandonar el colegio. Sin hogar y sin escuela, se la rebuscó desde muy chico en la quema, vendiendo cartón y hierro. Luego partió a Suecia, donde ya se había exiliado parte de su familia. Hoy, junto a los suyos, reclama los restos de su padre. La demanda incluye una revisión de la actuación de las fuerzas de seguridad y del rol político de quienes participaron en la destitución, la persecución y la muerte de Turner. Sobre el día en que Duhalde se quedó con el poder municipal lomense, el día en que le arrancaron la intendencia a su padre, Oscar recuerda: “nos tuvieron chupados en un sótano hasta que mi viejo dejó el cargo, después nos largaron”. Así comenzó el derrotero de dolor, muerte y exilio en Suecia y en España para la familia Turner, que aún no termina. También, su demanda de justicia y verdad.
La historia negra de Lomas de Zamora conoce su peor página en la Masacre de Pasco (ver recuadro) en la que fue asesinado, entre otros militantes, el concejal Héctor Lencina, presidente del bloque de la Juventud Peronista.
Lencina representaba al sector más emblemático de la izquierda peronista de Lomas de Zamora. Su figura despertaba respeto y liderazgo entre las huestes de la JP, en la que era reconocido como el cuadro político más importante del distrito. Por esos días, Duhalde disfrutaba del poder municipal.
Hugo Sandoval, ex concejal lomense electo en 1973 con tan sólo 27 años, recuerda que “la orga nos había indicado levantar las casas, pero Héctor (Lencina) no lo pudo hacer. Creo que cuando lo llevaron con Benítez (Aníbal, otra de las víctimas) evitó resistir porque estaban los hijos. Si no él podría haber dado batalla”. Sandoval formaba junto con Lencina y César Dolinsky el bloque de la JP. “Yo llevé a su compañera y al bebé, mientras el Loco César (Dolinsky) reconocía los cuerpos de los compañeros”.
Cuando la oposición a la intendencia de Duhalde era perseguida, en acciones en las que al menos debieron contar con la complicidad por omisión del ejecutivo municipal, el flamante intendente disponía de tiempo para contarle a El Caudillo sus desvelos por el distrito: “Así es que registramos grandes zonas donde faltan todo tipo de infraestructura sanitaria, existen vastas zonas densamente pobladas que carecen absolutamente de agua.” Y agregaba: “Además hay zonas del partido que tienen la más alta tasa de mortalidad infantil, un índice comparado a las provincias más pobres de la República”. Ante los escribas de la Triple A, Duhalde se mostraba concentrado en la realidad de su Lomas. Sólo palabras pronunciadas por un joven ambicioso, que detentaba el poder lomense, algo que hizo durante lustros. Lo concreto es que hoy, 35 años más tarde, el distrito alberga uno de los peores índices habitacionales de la provincia de Buenos Aires.
Duhalde siempre supo manejarse bien con los medios. En su momento, lo mimó El Caudillo. Años después Clarín.
En 1999, el día en que el ex gobernador bonaerense sería derrotado por De la Rúa, el diario de Héctor Magnetto hizo una curiosa descripción para registrar su primer paso por la intendencia: “También en 1974, en un marco más conflictivo y violento, su capacidad para convertirse en una especie de mínimo común denominador –y su perfil más técnico que militante– lo habían ayudado a llegar a la intendencia desde su cargo de concejal”. Nada de conspiraciones palaciegas. Menos aun, del trágico derrotero de Turner y su familia.
Otra anécdota describe a Duhalde. La tarde previa al derrocamiento de Isabel Perón, el intendente de Lomas le advierte a un grupo de concejales que el golpe sería a la medianoche. Les dijo: “Tengan cuidado, que los iban a ir a buscar”. Duhalde tenía información reservada.
Para entonces, Turner había partido a su Chaco natal, donde el 29 sería detenido. Luego asesinado. Duhalde, en tanto, continuó en su cargo hasta que lo entregó a la intervención militar, días después. Y siguió viviendo y operando en Lomas de Zamora.
De uno, sus familiares y compañeros, reclaman el cuerpo y exigen Justicia, para intentar, al menos, cerrar las heridas.
El otro, en tanto, quiere clausurar la memoria, archivar el pasado en la impunidad. Pero Duhalde desconoce que lo único que no existe es el olvido.
Tiempo Argentino

Papel Prensa: un represor acordó con Clarín y La Nación dónde hacer el pago

Por Cynthia Ottaviano y Juan Alonso
Se trata de Oscar Gallino, el general de Brigada que ostentaba poder de mando sobre los centros clandestinos de detención. Los diarios reconocen, además, que no hicieron “un solo paso” sin la aprobación previa de los militares.


La editorial fue publicada en simultáneo por Clarín, La Nación y La Razón, en sus respectivas tapas, el 19 de mayo de 1977. Se dirige “A la opinión pública”. Pero recién ahora, 33 años después, puede comprenderse en toda su dimensión. Según reconocen allí los propios directivos, fue con el general de Brigada del Ejército Oscar Bartolomé Gallino con quien acordaron dónde y cómo tenían que depositar el dinero que debían pagar por Papel Prensa. “El precio pagado por la transferencia accionaria se halla debidamente preservado mediante su depósito, por indicación del oficial superior preventor, general Osvaldo Bartolomé Gallino (sic), a disposición de tres jueces, correspondiendo resolver sobre su destino definitivo a la autoridad competente”, detallaron.
El documento, que pasó inadvertido durante décadas, se convierte hoy en una prueba más de la alianza que existió entre las tres armas y los tres diarios para apropiarse de la empresa del grupo económico Graiver. Una prueba más sobre la mentira instalada por los tres diarios, al decir que fue “un acuerdo entre privados, hecho a la luz pública”, ya que de haber sido así el dinero hubiera llegado a sus vendedores y no a la justicia, por orden de un represor y con el aval de una Junta Militar.
El general de Brigada del Ejército Oscar Bartolomé Gallino cumplió con un rol clave en el terrorismo de Estado. Según determinó la justicia de la democracia, fue uno de los generales que elaboró la Doctrina de Guerra a emplear por la dictadura, “proceso que se realiza en los últimos meses del año 1975”, según declaró el inspector de la Policía Federal, Rodolfo Peregrino Fernández, ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos. “Lo que revela la importancia (de Gallino) en la estructura represiva y su nivel de contactos con los jerarcas de la dictadura”, consideró el fiscal federal Sergio Franco, designado para actuar en procesos por violaciones a los Derechos Humanos.
Todos los Graiver y los empleados del grupo económico, como Silvia Fanjul y Jorge Rubinstein, padecieron los designios del hombre vinculado con los diarios. Para la justicia quedó acreditado que Gallino “ostentaba el poder de mando sobre los represores de cada uno de los centros clandestinos de detención a los que concurría y procedía a interrogar a las personas que habían sido vejadas y torturadas, en virtud del alto cargo jerárquico que ostentaba”.
Gallino es el mismo que se reunía con los directores de los tres diarios Clarín, La Nación y La Razón, es decir Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Patricio Peralta Ramos, de acuerdo con los documentos firmados por el propio Gallino, el 7 y el 9 de abril de 1977, revelados por este diario y de acuerdo con el Boletín Oficial de la época. En esos documentos, el oficial preventor explicó que los directores concurrían a verlo “con motivo de la adquisición de Papel Prensa” y para “producir sendos informes”, para que luego preparara los interrogatorios para ser tomados el 11 de abril a Lidia Papaleo, precisamente sobre Papel Prensa, según determinó este mismo diario, al revelar el documento en el que se replica el interrogatorio.
Es que desde el 6 de abril de 1977 Gallino se había convertido en el mandamás sobre los Graiver, por orden de Jorge Rafael Videla. El represor le había ordenado que se subordinara al comandante del Primer Cuerpo de Ejército, general Carlos Guillermo Suárez Mason, para “hacerse cargo de la prevención” y seguir adelante con el trabajo sucio que había iniciado Ramón Camps, el nefasto jefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires.
Y lo hizo yendo al día siguiente, el 7 de abril, al Pozo de Banfield, para que los secuestrados, entre ellos Lidia Papaleo, ratificaran las declaraciones arrancadas bajo tortura. Hecho que, naturalmente, hicieron las víctimas con los rastros de la picana a flor de piel.
Gallino no era el único represor que se reunía con Magnetto, Mitre y Peralta Ramos. En la biografía autorizada del propio Magnetto, El hombre de Clarín, su autor, José Ignacio López (quien como muestra la foto conoció a Gallino y hoy es vocero de La Nación en el tema Papel Prensa), relata con una claridad que espanta que “Camps solía convocar a directivos de los medios nacionales a su despacho en La Plata. Patricio (Peralta Ramos) era uno de los concurrentes. Aún hoy no se explica por qué lo tenía de candidato: quería pedirle opinión sobre cuestiones políticas del momento” (pág. 113).
En cuanto al propio Magnetto, asegura que luego de una serie de rumores que llegaron al diario señalando que “en los mandos medios del Ejército había un clima adverso a Papel Prensa”, fue Magnetto el que “logró una reunión en el Edificio Libertador con un nutrido grupo de oficiales del Ejército y durante dos horas reseñó la iniciativa y respondió, una por una, las objeciones que se le hacían. Casi sobreactuó para tocar la fibra nacionalista de los uniformados pero siempre creyó que ese encuentro sirvió para apuntalar a los sectores del gobierno militar que defendían Papel Prensa” (pág. 114-115). Mientras Magnetto le reclamaba a los militares el cumplimiento de sus supuestos derechos sobre Papel Prensa, los propios militares estrujaban y sepultaban todos los derechos de Papaleo, los Graiver y sus empleados.
Es que los vínculos de los directivos de Clarín, La Nación y La Razón estaban y siguieron estando durante toda la dictadura lo suficientemente aceitados. Otra prueba de ello figura en el libro El último de facto, donde el dictador Reynaldo Bignone los recordó como sus “contactos”.
“Mantuve buenos contactos con los responsables de medios como los Peralta Ramos, los Laíño (padre e hijo), Carlos Magnetto (sic) y los Mitre (padre e hijo)”, especifica Bignone (pág.70), (ver nota p. 4).
Volviendo a la solicitada publicada por Clarín, La Nación y La Razón, tras explicar que con “la conformidad de la Junta de Comandantes” (es decir Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti) lograron adquirir las acciones clase A de Papel Prensa, se aclara otro punto fundamental: “los tres diarios no han hecho un solo pago ni han dado un solo paso que no fuera con el conocimiento y aprobación previos por parte de las autoridades militares intervinientes”. Es decir, que mientras los Graiver eran torturados y permanecían secuestrados en centros clandestinos de detención, los directivos de los tres diarios negociaban con los represores dónde y cómo pagar y qué pasos seguir para apropiarse de Papel Prensa, la empresa que pertenecía a las víctimas de la dictadura, silenciada por los diarios.
Cuando la Unidad Fiscal para actuar en los procesos por violaciones a los Derechos Humanos se refirió a Gallino, en abril de 2008, concluyó que el general debía responder judicialmente “por el poder de hecho que tenía y la libertad con la que desplegaba su accionar sobre las personas secuestradas y torturadas (…) y por el homicidio calificado de Jorge Daniel Rubinstein (la mano derecha de David Graiver, quien falleció de un paro cardíaco en medio de una sesión de tortura)”. Pero Gallino nunca respondió. Murió antes, el 14 de noviembre de 2007. También falleció Patricio Peralta Ramos, el 14 de septiembre pasado. Y Massera, el 8 de noviembre también de 2010.
Pero Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Ernestina Herrera de Noble, imputados en la causa judicial como partícipes necesarios de la comisión de delitos de lesa humanidad aún pueden relatar su versión de la historia (ver recuadro). Aunque es cierto que ya lo hicieron en las solicitadas, como en la desmenuzada en esta nota, en la que aseguran haber concretado el negociado en nombre de la libertad de expresión: “Con el consentimiento previo y posterior del Estado –escribieron–, a través de la más alta expresión de su voluntad, que consta en acta de la Junta Militar, preservando un proyecto de interés nacional y resguardando el abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo, en defensa de la libertad de prensa y respetando uno de los soportes de nuestro estilo de vida (…) este anuncio fue públicamente saludado por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA).”
Además del vínculo con Gallino, con “las autoridades militares intervinientes”, con el temido Ramón Camps, con José Martínez de Hoz y con Reynaldo Bignone, el diario Clarín contaba con el ex secretario de redacción Reinaldo Bandini, quien reconoció en una carta documento que, desde el diario, oficiaba de enlace con el Estado Mayor del Ejército. El hombre de confianza de Herrera de Noble, repartía sus días entre notas periodísticas y cursos que daba en la Escuela de Defensa, ante la temida D2 de Córdoba (el Departamento de Inteligencia de la Policía provincial). Hoy está imputado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como coautor de los presuntos delitos de lesa humanidad en la apropiación de Papel Prensa. Sin embargo, todavía no fue citado a declarar (ver recuadro). Tampoco la dueña del Grupo Clarín, ni Magnetto ni Mitre, a pesar de haber sido requerido ya en dos oportunidades por los querellantes. ¿Demora prudencial o estudiada estrategia judicial? Sólo el paso del tiempo lo dirá.
Tiempo Argentino

Recordando Najnudel y su paso por Cañada


Haber tenido entre nuestros habitantes a León David Najnudel es un privilegio que Cañada de Gómez puede llevarlo en lo más alto de su historia deportiva.
Un adelanto como muy pocos que vio en la Liga Nacional el cambio que necesita el baloncesto argentino y no se equivocó, los resultados están a la vista de todos.
Hay muchas historias de León en Cañada, quizás sea para otra nota o un libro al cual muchos de los que vivimos, trabajamos y disfrutamos de esta pasión llamada básquet deberíamos tener como libro de cabecera.
En los archivos periodístico que suelo tener a mano encontré una nota que le realizara David Castellán a León, en el año 1986 cuando dirigía a Sport Club Cañadense. Ese reportaje se publicó en el anuario que Diario Estrella de la Mañana nos tiene acostumbrado a brindar cada fin o comienzo de año.
De esa nota rescato las mejores frases de León Najnudel:
Sobre la Liga Nacional: “La propuesta era el cambio de una fisonomía, apoyado en un grupo de gente, convencidos de este ideal, siendo esta la lucha en la que estoy envuelto. Jamás fue obsesión, simplemente era el convencimiento de que estábamos en lo cierto, de que esta era la manera que se tenía que jugar al básquet en el país y así cada día se fue sumando más gente, formándose en definitiva la Liga Nacional.
La Liga no es sólo una competencia diferente, sino una manera de vivir el país abriéndose de este modo las puertas y las posibilidades a todos los equipos del interior (…) Defectos en sí la Liga no posee. Defectos tienen los hombres que montan esta organización, es decir todos los problemas son hijos de la misma madre, la competición debería estar en manos de sus verdaderos dueños: los clubes (…)”
Luego habló del momento que vivía en esos años el Sport Club Cañadense, siendo él su Director Técnico: “Siempre que compito, compito para ser el mejor y triunfar sobre todos. El objetivo prioritario es montar un programa importante en Sport, pero en el caso específico mío que soy un profesional de esto, es dejar una organización que subsista, perviva o que resista en el tiempo.”
Al finalizar la nota David Castellán le pidió algunas reflexiones personales al entonces técnico “Celeste” y respondió lo siguiente: “Es una satisfacción ser entrenador, poder participar de esta actividad, ser un privilegiado en este medio, ya que vivo de lo que a mí me apasiona. Ojalá que sigamos luchando por hacer una Argentina mejor y que las generaciones que nos sucedan tengan mejores posibilidades de desarrollarse que las que hoy tenemos nosotros (…) Si yo hago las cosas como las hago con total honestidad, creo que estoy en el buen camino.”
Una hermosa nota de David Castellán realizada en 1986 y que quise compartir con ustedes. Realmente León fue un grande y estuvo en Cañada…

Pablo Di Tomaso

EL HOMBRE BESTIA EN EL MAC


Por  intermedio de la presente invitamos al público en general al Ciclo de Cine de Verano  a realizarse el próximo Jueves 6 de enero  de 2011 en el patio del MAC – Museo de Arte Cañadense ,  a partir de las 22 hs. En esta segunda fecha se proyectará la película titulada “EL HOMBRE BESTIA” (1934) realizada por el cineasta  Camilo Zaccaría Soprani, un ítalo–rosarino pionero de la cinematografía nacional. Soprani fue Jefe de la Página de Espectáculos del diario La Capital de Rosario y realizó otras películas, como la telúrica La leyenda del mojón y, como productor, Juan de la Cruz Cuello.
También realizó la polémica cinta Mujer tu eres la belleza (1928) donde, en la línea del más puro sexploitation, presentaba unas visitas en tono documental a talleres de pintores, playas de moda y gimnasios como excusa para mostrar a varias modelos posando desnudas. La película mezcló escenas filmadas en Francia –las más picantes, aparentemente– con tomas registradas en un estudio improvisado en Rosario.
Soprani nació en la ciudad italiana de Piacenza en 1893, llegó a Rosario a los 9 años. Comenzó a trabajar en periodismo en 1912 en medios locales. De 1924 a 1956 formó parte del plantel de periodistas de La Capital de Rosario, donde llegó a ascender de redactor a jefe del área de espectáculos. Además escribió libros cinéfilos como "Cine mudo (teoría y práctica cinematográfica)" (1920) y "Hollywood" (1946).
En un artículo publicado en la revista Sintonía Soprani nos aclara alguna de sus ideas: "el cine triunfa cuando sus argumentos son cinematográficos, vale decir, con dinamismo, acción y un escasísimo porcentaje hablado".
Murió el 31 de octubre de 1974, con su obra fílmica prácticamente olvidada.
El argumento cuenta la historia de un joven y apuesto piloto de la fuerza aérea norteamericana –el Capitán Richard– que sufre un accidente con su avión y cae en la selva. El tipo se convierte, sin mayores explicaciones, en un salvaje hombre peludo que pasa las tardes luchando con peligrosas alimañas. Doce años después aparece por ahí otro avión. Como se sabe, pilotear aviones es como andar en bicicleta: Nunca se olvida. Así Richard le roba el avión a su compadre y remonta vuelo, peludo, semidesnudo y gruñendo. Logra escapar de la jungla para caer en un lugar peor: Aterriza justo en la casa de un diabólico científico loco; el Doctor Marchessi, quien le aplica una fórmula que lo convierte en un monstruo "perseguidor de doncellas" (¡sic!) . El hombre bestia rapta a una serie de señoritas y se las lleva a una cueva. Obviamente los pobladores se enardecen y salen a buscarlo, lo que precipita un final tan increíble como inenarrable. El Hombre Bestia fue rodada en exteriores en las afueras de Rosario. Algunas pocas escenas en los estudios de la productora Prince Film.
Invitamos a todos los amantes del cine a disfrutar de unas de las primeras películas de ficción o cine fantástico rodadas en el país y más exacto en cercanías de nuestra ciudad, una rareza para no perderse bajo las estrellas.