Las condiciones laborales y de seguridad en las industrias
al comienzo del Siglo XX no eran las más adecuadas para los obreros, al
contrario, eran hasta siniestras si las comparamos con las actuales. Encontrar a
menores de edad en ellas, trabajando de 10 a 12 horas por día era mucho más probable
que encontrarlos en las escuelas primarias o secundarias. Esta historia ocurrió
en 1913 cuando el país era gobernado por Roque Saénz Peña, autor de la Ley 8871 que ponía fin a décadas
de fraudes y exclusión de clases en el país, la llamada Ley Saénz Peña, trajo
consigo el voto universal, secreto y obligatorio pero sólo de los hombres ya
que las mujeres recién votarían por primera vez con la llegada del Peronismo
cuando promediaba el Siglo XX. Su salud a partir de ese año comenzó a debilitarse por una sífilis
contraída en la guerra entre Chile y Perú, cuando en 1879, se alistó para
combatir por el Perú en atención a sus convicciones, con el grado de Teniente
Coronel comandando el batallón Iquique en la batalla de Tarapacá. Finalmente
falleció el 9 de agosto de 1914, siendo reemplazado por su vicepresidente don
Victorino de la Plaza.